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Persecución política: Opositores del régimen de Maduro son blanco en Colombia y Chile

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Conspiración en la Sombra: La Persecución Implacable del Régimen de Maduro en Colombia y Chile

En los recintos residenciales de Cúcuta y Santiago de Chile, se fraguó un complot clandestino que desafió abiertamente al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Un grupo de desertores de las Fuerzas Armadas venezolanas, desprovistos de armas y recursos financieros, se congregaron con la esperanza de derrocar al gobierno de Maduro, una empresa que, aunque noble en su idealismo, pronto se tornaría en una pesadilla.

El régimen estaba al tanto de sus movimientos. Lo que comenzó como un noble esfuerzo para algunos se convirtió en una cacería violenta, cruzando fronteras y violando la soberanía de Colombia y Chile. Las fuerzas de inteligencia militar venezolanas se aliaron con grupos criminales como el ELN y el Tren de Aragua para perseguir a los opositores, sin importar dónde se encontraran.

El trágico destino de tres hombres señalados como conspiradores refleja la crueldad de esta persecución. El capitán Ángelo Heredia, secuestrado por el ELN cerca de Cúcuta y entregado a la inteligencia militar venezolana; el teniente Ronald Ojeda, secuestrado y asesinado en Santiago de Chile por miembros del Tren de Aragua; y el líder estudiantil opositor Pablo Parada, quien escapó de un intento de secuestro en Bogotá por una organización criminal vinculada al régimen.

Documentos secretos y testimonios revelan la cruda realidad de aquellos que se atrevieron a desafiar al régimen. La historia del capitán Heredia, desde su salida de Venezuela hasta su captura en Colombia, y su posterior aparición en una “confesión” televisada en manos de la fiscalía venezolana, suscita dudas sobre las circunstancias de su declaración, que muchos afirman fue obtenida bajo tortura.

El teniente Ojeda, por otro lado, fue secuestrado en su apartamento en Santiago de Chile y posteriormente asesinado. Las autoridades chilenas vinculan este crimen al Tren de Aragua, una banda criminal asociada al gobierno venezolano. El presidente chileno, Gabriel Boric, promete una persecución implacable contra los responsables.

Mientras tanto, en Colombia, la misión de la ONU investiga el secuestro de Heredia, señalando preocupación por las violaciones de los derechos humanos por parte del régimen venezolano. Informes secretos revelan la estrecha colaboración entre la inteligencia militar venezolana y grupos criminales en Colombia, con el objetivo de perseguir a desertores y opositores políticos.

El papel del teniente coronel Alexander Granko, conocido como ‘Mano Negra’, como líder de estas operaciones ilegales fuera de Venezuela, llama la atención de las agencias internacionales. Documentos confidenciales detallan cómo la contrainteligencia militar venezolana opera en Colombia, utilizando bandas criminales para llevar a cabo vigilancia e intimidación contra opositores políticos.

Mientras Maduro justifica sus acciones como defensa contra conspiraciones, las víctimas de esta persecución clandestina pagan un precio alto. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras la sombra de la represión del régimen se extiende más allá de las fronteras de Venezuela, dejando a su paso un rastro de violencia y violaciones de derechos humanos.

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